Algunas aplicaciones del ozono al tratamiento del agua potable es la esterilización de todas las formas de bacteria y virus; sedimentos reproducidos, eliminación de sabores, olores y colores; oxidación de sulfamidas, cianuros y algas; eliminación de precursores de trihalometanos y oxidación de materias orgánicas: por ejemplo fenoles, detergentes y pesticidas.
El ozono es un germicida tan fuerte que sólo unos microorganismos por litro son necesarios para medir la acción germicida.
La turbiedad del agua se elimina por ozonización a través de una combinación de oxidación química y neutralización de carga. Las partículas coloidales que causan turbiedad son mantenidas en suspensión por partículas de carga negativas que son neutralizadas por el ozono.
El ozono destruye las sustancias de las que emanan los malos olores.
El ozono además destruye los materiales coloidales por medio de la oxidación de materias orgánicas.
El agua ozonizada garantiza un agua libre de bacterias, virus, cloro y sustancias nocivas para el organismo, oxigena y favorece el metabolismo del organismo.